Parar ya
Recogido de El Boomeran(g)
Francisco Ferrer Lerín
Diversas circunstancias no menores aconsejan preguntarme cuándo conviene morir, lo que lleva a reconocer que mi profesión es la escritura, quizá solo la poesía, y que este hecho será clave para dar una respuesta cabal. Quiero decir que podría seguir escribiendo sin fin, mi oficio permitiría el consumo por parte del lector de todo lo que se me ocurriera. Pero, ¿con qué sentido? Una máquina prodigiosa, la de la comunicabilidad, una máquina perfeccionada gracias a cierto reconocimiento de la crítica, me devoraría, nos devoraría implacable, a no ser que la detuviéramos a golpes de sentido común.
Duro, «hosco» (Dylan Thomas) quehacer, también llamado perfección, autorizado a ser hermético, incluso «ilegible» (Agamben), ha de encerrar en cada sintagma un pequeño espectáculo, un pequeño espectáculo difícil de producirse siguiendo el dictado de que «un verdadero poeta debe repetirse siempre» (Szymborska), ese horror a no ser capaz de redactar más que un poema, que lo otro sea mero eco del mismo. Morir pues en el tiempo de mímesis, en los tiempos de copia e inutilidad del enunciado. Ante todo, y es cuestión escurridiza, saber si ha llegado ese momento, y tener dispuesto el sobre con 20.000 euros para el sicario resolutivo.
Respuesta a Ferrer Lerín
Dice Ferrer Lerín en El Boomeran(g), en su texto “Parar ya” del 7 de diciembre de 2022, que: “Diversas circunstancias no menores aconsejan preguntarme cuándo conviene morir […].” Me pregunta si no creo que el uso de la sintaxis es alambicado en este texto, pero conociendo la sintaxis leriniana, me parece que no es el caso, y pretendo explicarlo aquí.
La sintaxis no es más que una lógica que se enmascara debajo del significado léxico, sintágmático y literario de todo lo escrito, por tanto, casi todo lo escrito, tiene una vertiente lógica y también proclive a lo creativo, puesto que la sintaxis se parece igualmente a esos dos grandes sistemas lógicos: la música y las matemáticas. Sonoridad, ritmo y numerología se dan en la creación poética casi en las mismas cantidades que en sus sistemas respectivos, estos sistemas lógicos no son más que los instrumentos para acceder a una verdad no desvelada, y revelada solo cuando se llega a ellos mediante el conocimiento de dicho sistema.
La sintaxis leriniana es pulcra, en el sentido borgiano del término, si acaso, en este fragmento, se ha visto opacado por el enmascaramiento consciente del sujeto nominal en el comienzo de la frase, dicho nominativo sirve como declaración de intenciones del autor, el cual, afirma sin explicar esas causas “no menores”, y que son diversas, de diversa índole, podemos entender que no quiere desvelarlas por no enseñar la máscara del escritor en sí, que se niega a decir lo que ha pasado, pero hasta ahora la estructura: sujeto, verbo y predicado, corresponde a las normas aceptadas por la gramática culta del español actual.
“Preguntarme cuándo conviene morir” es una estructura ciertamente más compleja al ser una oración compuesta por un verbo en infinitivo, al que se le añade un pronombre enclítico “me”, con función de complemento indirecto, seguida de una oración subordinada con función de complemento directo.
Por lo tanto se puede afirmar que la sintaxis leriniana conjuga, de manera acertada la función del pensamiento y lo expresa mediante las técnicas usuales de la gramática de un sujeto culto, que mezcla pensamiento en un adecuado uso sintáctico y desvela, como viene siendo habitual en la producción última leriniana, la preocupación por la muerte, que sería a la postre, el mensaje final, la verdad última de la que nos quiere hablar Ferrer Lerín en este texto.
Joaquín Fabrellas
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