Rarezas de atelier

El escritor Francisco Ferrer Lerín en el "cuarto de estudio" de su casa de Jaca. (2010).

Foto: Herminia Sirvent para El País.


Uno de los aspectos que siempre han intrigado a los estudiosos y seguidores de los escritores consagrados, ha sido la forma en que estos escriben. Las rarezas de una actividad que no es tan placentera como muchos piensan, ni tan fácil como otros defienden, por lo tanto, para tener una visión de conjunto aún más amplio de la obra de Francisco Ferrer Lerín, se expone a continuación una serie de cuestiones que tienen que ver con el sistema de escritura, con el acto en sí, y con todos los rituales previos y posteriores que flanquean tal actividad creativa, que, en el caso de nuestro autor, atraviesa la dicción de diferentes géneros, y quizá, en sí, es ya una dificultad, puesto que como ha afirmado en alguna ocasión, no considera previamente qué es lo que va a escribir ni qué forma va a ser la elegida, de ahí quizá esa incertidumbre que se produce ante los textos lerinianos, un horizonte de expectativas muy amplio, puesto que el contenido no tiene continente en muchas ocasiones, y porque la historiografía clásica no está preparada para una obra cambiante, transformadora y transformativa, parece que siempre estamos leyendo algo nuevo en Ferrer Lerín, aunque ya lo hayamos leído previamente.

Un método para acometer tal tarea, a pesar de parecer contradictorio, es acercarse a la forma final del texto, para así delimitar cómo escribe en cada ocasión nuestro inclasificable escritor.

1.- Novela.

-¿Cómo te documentas? ¿Tiempo invertido en escribir? Eres un escritor de oficina con un horario fijo o a destellos de creación o incluso de inspiración. Corrección del material. ¿Qué eliminas? ¿Qué no puede formar parte de una novela? Roman á clef, falsa autobiografía, falsas memorias. ¿Tu novela es solo memoria? ¿Dónde está la memoria y dónde la recreación de la misma mediante el procedimiento literario?

La documentación se acumula durante décadas, va guardándose en carpetas físicas y virtuales, y procede de la prensa escrita, de la televisión, de comentarios pillados aquí y allá, de manuales, enciclopedias y todo tipo de libros de no creación. La documentación no genera la escritura, es el complemento de ella.

Tengo poca experiencia en la escritura de novelas. Redacté, en un mes, el guion cinematográfico Die Rabe y de él, de su no plasmación en imágenes, surgió la novela P.A.M., empeño que me llevó unos cuatro meses. Cuando creí que P.A.M. se iba a publicar en cuestión de semanas escribí su continuación, La Bestia de Gévaudan, en muy pocos días, pero se produjo el rechazo de P.A.M. por parte de los editores barceloneses seleccionados por mi agente y la novela quedó apartada de la circulación... hasta que un editor zaragozano la leyó y la publicó con el título de Níquel, volumen que cuando ya iba por su segunda edición fue descubierto por la editorial Tusquets que compró los derechos al tiempo que yo redactaba, en unos dos meses, la segunda parte de Níquel, Nora Peb, conformando ambas partes, con La Bestia de Gévaudan encabezando Nora Peb, la novela Familias como la mía (Tusquets. 2011). Ahora tengo en curso el procesamiento de la documentación de la que será mi segunda novela, Vórtex, en la que llevo trabajando, de forma laxa e interrumpida, unos doce años. 

No soy escritor de oficina, escribo cuando me hallo en disposición de hacerlo, cuando me visitan las musas o, mejor, cuando mi cuerpo parece dispuesto a emitir palabras y sintagmas no desdeñables.

Elimino lo no esencial, lo que resulta innecesario por repetitivo, la adjetivación ramplona.

Además de lo apuntado, no admitiré nunca que pueda formar parte de una novela lo que ya esté dicho por mí en otro pasaje de la misma, por mí en otro libro o por otros en los suyos. Claro, otra cosa es la rentabilización de los hallazgos léxicos, sintácticos o argumentales propios que, a veces, merecen ser repetidos, de modo evidente, en diversas plataformas, mientras conserven su potencia de impacto.   

Como es sabido la memoria, la biografía, la autobiografía constituyen la piedra angular de la novela, y en especial de la primera novela. Pero, en función de la fuerza imaginativa, que es obvio disminuye con los años, esa memoria se verá modificada, ampliada o tergiversada, en especial cuando la historia personal a recuperar carezca de capacidad de asombro. Roman à clef siempre, es imposible deslindar de cada personaje de una novela el correlato real; es más, en Vórtex ya no quiero ocultar ese procedimiento, voy a facilitar al lector una lista con los nombres y apellidos de quienes me voy a ocupar, aunque en algunos casos eso va a ser innecesario ya que aparecerán sin seudónimo.  

2.- Poemas.

-Definir el poema. Objeto poema. Palabra, definición de la palabra. El verso como indicador del poema. La métrica, el ritmo, el sintagma. ¿Qué es poesía? Poesía verbal y poesía de estallido. Poema y hallazgo. Silencio en el poema. ¿Es el poema silencio? Poemas o textos. Agrupaciones de poemas.

El poema es el recipiente ideal para convertir en escritura, para desarrollar, lo que no es más que un enunciado o, siendo optimista, un amasijo de ellos. Quiero decir que un sintagma atractivo en términos de eufonía, rareza, tamaño, invita a ser prolongado mediante la colocación, bajo él, gráficamente, espacialmente, de otros sintagmas que mantengan cierto sentido en el campo argumental o en el campo general de las coincidencias semánticas; así surge un poema, siempre sin plan, sin proyecto, obligatoriamente necesitado de reajustes, que se reclaman mínimos, reajustes que en tiempos de niñez y adolescencia no se contemplaban, dada la frescura primigenia y excelsa del estro en aquellos tiempos. 

La palabra es la vida del ser humano, y su uso selecto es el verso.

La poesía es la labor de arrastre que mueve las palabras para mostrar lo que subyace.

Los hallazgos son buenos elementos para la construcción de poemas y párrafos, pero hay que saber aglutinarlos, no vale la piedra seca.

Me gusta la brevedad en los poemas. Los poemas río, los libros poema, no mantienen la tensión, dispositivo esencial para que el libro no se caiga de las manos.

Los poemas se agrupan para conformar un libro de poemas cuando son pensados con una idea unitaria, o cuando publicamos un libro con la intención de que sea un cajón de sastre donde sacar a la luz materiales sueltos, perdidos, producto de poda en la génesis de algún volumen anterior.

3.- Textos.

Casos. Relatos. Extensión. De la caverna de circunvoluciones cerebrales al papel. De qué se nutre un texto. Aliados, claves.  Enmascarar la realidad, disfrazarla, mejorarla, o constatarla. ¿Luchan los textos contra el olvido? Es escribir una forma de no olvidar. ¿Es necesario?

Quizá sean las entradas de mi blog el modelo que prefiero para ejercer la narrativa. Textos breves, circulares, que mantienen la tensión sin dificultad, textos que pueden ser denominados "relatos breves", "microrrelatos" y, ahora, "casos", siguiendo la denominación del profesor Antonio Viñuales Sánchez.

Los casos se nutren de diversos alimentos siendo los sueños, la reproducción "literal" de la última parte de algunos de ellos, el alimento principal; luego, en el listado de preferencias, aparecen las conversaciones entre terceros,  las frases cazadas al vuelo en espacios públicos, los sintagmas llamativos de manuales, enciclopedias y, en general, de libros no literarios y, quizá en último lugar, los recuerdos, los materiales formados por recuerdos de infancia y adolescencia que, cada vez más, afloran sorpresivamente, y pronto se desvanecen.  

La realidad, en especial la realidad onírica, no se enmascara conscientemente, lo que sucede es que el estilo de escritura, la marca literaria, condiciona el resultado, mejora situaciones anodinas, con poca carga argumental, el modelo "argumento débil" por el que siento especial preferencia.

Los recuerdos, material posible, tal como he apuntado antes, corren el riesgo de perderse para siempre si no se anotan, y su transformación en relato es un sistema de anotación excelente. Otra cosa es la dificultad posterior, una vez escrito y guardado el relato, para relacionar recuerdo y producto final, el recuerdo, a veces, se torna caprichoso y muta en algo muy apartado del original.  

4.- Proceso de escritura.

Horario preferible. Tiempo dedicado en el proceso de redacción de un texto. Música. Alcoholes. ¿Otras sustancias? (Lo digo por el caso de Lowry que escribía y anotaba mientras bebía compulsivamente, Dylan Thomas o Bukowski). Tachaduras. Borrones o reconstrucciones. Rituales. ¿Escribes en ordenador, en papel, con máquina de escribir, a mano, bolígrafo, pluma? ¿Agrupas cuadernos, notas, libretas u hojas volanderas? Tienes amuletos, libros clave, diccionarios consultados en el proceso de escritura. En qué lugar de la casa  escribes, fuera, dentro, al aire libre; otros lugares donde escribes. ¿Planeas tus proyectos escritos, croquis, mapas conceptuales, dibujas, improvisas? ¿Es necesario escribir para Ferrer Lerín?

Sin horario, sin tiempo dedicado a la redacción, pero siempre en estado de vigilia; no puede escaparse un dato ni olvidarse la construcción de una frase cuando se me ocurre, esté dónde esté, para eso están las Notas en mi smartphone.

Música, jamás; para mí son dos ejercicios excluyentes, la música requiere dedicación absoluta. Alcohol nada, ni otras drogas.

Escribo en el ordenador, en el pc, no me gusta el portátil, se balancea. Pero a menudo utilizo papel, lápiz, bolígrafo y rotulador tanto como complemento del teclado, como en los momentos en que no tengo a mano el ordenador. Las tachaduras, los subrayados, las flechas, pertenecen a la época preinformática, aunque no digo que no haga uso en las notas tomadas a mano y en las hojas ya impresas. Las hojas volanderas las agrupo temáticamente en carpetas, siendo temáticos, también, los gruesos cuadernos donde van a parar referencias marginales y comentarios sobre libros, películas, etc. 
Amuletos no, no soy supersticioso.
 Diccionarios y manuales de consulta cada vez más los que están en internet. 
Escribo en mi "cuarto de estudio" que es donde tengo el ordenador torre, los libros tradicionales de consulta, una cama cercana para descansar la espalda y una terraza que da al campo donde me oxigeno y observo aves. Para las dos novelas Familias como la mía y Vórtex he escrito y escribo guiones y relación de materias y escenarios. He dicho hasta la extenuación, en mi primera etapa como creador literario, que escribía para acallar el ruido en la cabeza que me martilleaba impenitente al acostarme... y no era una frase retórica. Luego, cuando reemprendí la escritura tras 33 años de agrafía, dije que estaba sumido en una sorprendente furia productora de sintagmas y que no podía parar en su plasmación en el papel. Ahora, repaso gustoso mi abundante producción literaria reciente e intento descifrarla, a veces ampliarla, y con todo ello redacto un libro, Vórtex, que seguro el editor etiquetará como novela.



Preguntas: Joaquín Fabrellas

Respuestas: Francisco Ferrer Lerín

Cuestionario realizado en 21/2/2021. Las preguntas y las respuestas fueron escritas y enviadas por correo electrónico, a requerimiento mío, al autor, para tratar de buscar patrones, obsesiones y respuestas a la labor del poeta. Este cuestionario fue realizado para fundamentar mi trabajo de aproximación a la obra de Ferrer Lerín, que verá la luz el próximo año, Deo volente.

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