Consideraciones sobre
el Arte Casual de Francisco Ferrer Lerín
Puerta de salida.
Hace tiempo que el arte pasó de
ser una actividad que podía ser contemplada solo en los museos y en ciertas
galerías, para convertirse en un proceso vivo, que ha perdido toda la carga
academicista, o, si se quiere, elitista, produciéndose una desacralización del
arte a la par que lo hicieron otras disciplinas del espectro artístico, tales
como la danza, el teatro o la escritura, que han ido ocupando, recientemente, otros
lugares como pueden ser la calle, el panfleto mal cosido, o viejos almacenes en
los que se puede albergar un ballet o una exposición de todo tipo.
En este proceso deconstructivo,
y, en lo que se refiere al continente, también,
por ende, en cuanto a la observación de la obra artística, (porque los
procedimientos artísticos no son distintos en cuanto a quien los produce, se
trata de hablar aquí de la percepción y de la recepción de la obra), que una
vez ha salido de su lugar tradicional, transforma la percepción del espectador
que observa y descubre adaptaciones propias y aplica un baremo personal basado
en su propio corpus de observaciones artísticas previas, catálogo personalísimo
que podría constituir, por sí mismo, desde lejos y amalgamado, otro ejemplo de arte casual; así, en las calles
atestadas de coches, de ruido y de tráfico, puede encontrarse un ritmo,
difícilmente recogido por la urgencia y la espontaneidad de quienes lo han
producido, o por la imposibilidad de captar esa única melodía en un recipiente
adecuado, que podrían ser extensiones de ciertas obras de Charles Ives, o de
alguna música atonal de Schoenberg, andamios que chocan, claxon frustrado o chirridos
de freno.
Puerta manchada por venganza
Si esto se lleva al terreno de la
contemplación artística, la ciudad está plagada de elementos que pueden pasar
por instalaciones, performance o
lienzos, disciplinas todas que dependen de la cantidad de visionados del que
mira, porque la observación de ciertas escenas
improvisadas pueden cumplir también una función de referencialidad artística,
como, por ejemplo, la siguiente escena: un número de personas sentadas en la
mesa de un bar mirando atónitos y desconectados unos de otros su terminal
telefónico, ensimismados en un mundo de fantasía y virtualidad, adquiere, en sí
mismo, el valor metafórico del acto en sí: la pérdida de comunicación en aras
de una más rápida, mas tecnológica y cibernética.
En cuanto a instalaciones de todo
tipo, la ciudad tiene una carga simbólica amplísima, ya que, por ejemplo, el
andamiaje de las construcciones actuales constituye todo un desafío a la
ingeniería que se adapta con agilidad a los edificios modernos y a sus
necesidades vitales, pero si estas estructuras metálicas son observadas como
construcciones por sí mismas, metaforizando nosotros, los observadores, el
continente de la obra y transformándola en contenido en sí mismo, se convierten
en instalaciones audacísimas que jamás se llevaron a cabo, brillantes,
soberbias, que abrazan edificios.
El Arte Casual tiene que ver con
el movimiento y traspaso entonces de significado a significante,( la obra
casual nunca ha estado planeada y nace solo de la emoción estética del
observador, ese pulso, ese presíndrome de Stendhal que lleva a detener tus
pasos en un callejón mal iluminado contemplando, por ejemplo, el marco azul de
una obra inexistente y fantasmagórica), siendo este elemento temporal, el
andamio, en un principio, un coadyuvante en la acción desarrollada, que no
tiene que ver con la obra, pero cuya agilidad y audacia mejora y remoza la
intención artística, que nunca hubiese planteado tales soluciones argumentales,
ya que no están concebidas para ello.
El AC es, en fin, un arte que,
resemantiza el concepto artístico continuamente, y que produce una sensación de
gusto estético inmediato, de placer que supera en mucho el alcanzado por la
observación de una obra en un museo, por ello, el ojo pendiente, el del flanêur
ultramoderno que tiene demasiados reclamos en una ciudad hipersensitiva,
ultratecnológica.
Muro medianero
Joaquín Fabrellas
Manifiesto (1984): Francisco Ferrer Lerín
¿Qué es Arte Casual?
1) El que se da en objetos o grupo de ellos, materiales sin vocación artística, que por su ubicación, colocación o combinación producen en el observador un placer visual sin haberlo pretendido el responsable de la situación.
2) Todo lo que es capaz de crear una “emoción estética” partiendo de elementos no “naturales” pero no “pensados”, en su construcción y/o en su colocación, con “mentalidad artística”.
Características:
1) Casualidad, espontaneidad, involuntariedad de la Obra.
2) Transitoriedad, temporalidad, fugacidad del Hecho Artístico.
3) Adogmático, abierto, subjetivo, infinito, impredecible, aleatorio.
4) Popular, libre, democrático, público, comunitario.
Reflexiones sobre el Arte Casual:
1) No es sarcástico; no se burla (del arte actual).
2) No es revanchista; no venga una afrenta al arte.
3) No es crítico.
4) No es iconoclasta.
5) Sino que es deudor del arte último porque éste nos ha enseñado a ver, a apreciar la descontextualización, las series, los nuevos agrupamientos de objetos, los acotamientos del espacio, los empaquetamientos, los apilamientos, el azar como fuente de placer estético.
Consideraciones (1992 y 1994)
A mediados de los ochenta defino el Arte Casual (A.C.) dentro de un periodo de gran efervescencia artística (sensibilidad e investigación por lo plástico) en el que también abordo las primeras Acciones y proyecto los primeros Táctiles.
A.C. es dado a conocer a diversas personas que señalan su genialidad pero también su fragilidad conceptual y su dificultad en la materialización. Se trata de una formulación que necesita un soporte fotográfico (o vídeo) para ser mostrada o una visita urgente al escenario en el que se está produciendo. Esta urgencia obligada, dado el carácter efímero de la manifestación, convierte el soporte fotográfico en una trampa para los observadores apresurados: la foto no es el Arte Casual (foto artística, etc.) sino un medio para acercar al espectador la manifestación de A.C., convirtiendo a este nuevo espectador en Artista Casual, ya que el Hecho Artístico se produce siempre en el ojo del descubridor (aunque en este caso sea un descubridor forzado).
Son muchas las cuestiones que suscitan la sistematización de A.C., no siendo las de menor importancia las que atañen a la Propiedad de la Obra Artística y su Autoría. Emparentado con otra actividad de gran raigambre en los países anglosajones como es el Bird-Watching, se proponen parejos desarrollos de la idea: es decir prospecciones, no aquí a la búsqueda de nuevas especies orníticas sino de nuevas manifestaciones de Arte Casual. Centrado, en principio, en el ámbito rural, es obvia la potencialidad de otros paisajes como el fabril, el urbano y el suburbial. Repito, siempre A.C. se manifiesta en objetos, grupos de objetos, instalaciones, acotamientos, etc., en los que no haya una intencionalidad artística por parte del humano que los fabricó, manipuló y/o colocó.
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