Cena con desconocidos. De Césped seco. Una cena con Paul Auster
Cena con desconocidos Miseria del traductor Una cena con Auster Recogido de Césped seco Bajo una luz indirecta y ocre, que iluminaba solo las esquinas y las puertas. En un amplio salón que apenas contenía libros. Pocas fotos, no había ningún pasado en aquella habitación. Un apartamento no demasiado grande, de soltero, de necesidad, lugar inocuo para encuentros furtivos, quizá me hubieran invitado a un espacio habitable que ellos dos no frecuentaban porque se movían torpes entre los pocos muebles, intentando poner discos que pensaban que a mí me agradarían, pero tampoco tenían por qué hacerlo, y acabaron poniendo Charlie Parker, cuando mi debilidad es Bill Evans. El traductor tampoco es muy importante, ¿no? Tampoco acertaron con el vino, quizá pensaron que, por mi origen europeo, me gustaría más el champán, pero ellos saben que no tengo gustos caros, y el champán no me gusta, detesto su esnobismo manifiesto. Me apetecía más una cerveza; ellos prepararon, creo recorda...